lunes, 24 de junio de 2013

La frontera de lo vivo

Ciudad inmaterial, poblada de entes espirituales con cuerpos en su interior. Allí no se necesita el lenguaje, que aquí nos limita; las sensaciones son puras, no se explican, sólo se transmiten. Donde el alma es el espejo de los ojos, y la eternidad les pertenece
Pero eso les aburre, pues un sentimiento puro es siempre el mismo, y ansían ser capaces de expresarlos, de manera única unos y otros, cada cual como necesite.
Y anhelando esto, se replegaron hacía sí mismas, hasta que el cuerpo físico quedó fuera, y el alma se escondió en algún lugar de esa figura palpable.
Así fue como perdimos la eternidad, y ganamos la vida.



Limite sus palabras a una lengua
entierre su tacto bajo una piel
oculte su mirar tras unos ojos
espíritu si quiere ser un quien

Su carne es el cristal de la botella
que guarda en su interior aceite y miel
la cara y cruz, la luz y la tiniebla
la opción del alma a serle al alma infiel

El cuerpo alfombra roja del sentir
telón de fondo opaco y gris del ser
iluso imitador que sin saber
detras de un solo rostro ha de vivir

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